Regina Sara Haquin, más conocida como Gisa Haquin, es una brillante artista cordobesa de corazón y tucumana de nacimiento. Con su gran experiencia en el mundo de las artes y su amplia trayectoria local, nacional e internacional, nos acompaña en un nuevo encuentro de este maravilloso ciclo de entrevistas a artistas, cada vez más cerca de celebrar nuestro primer año de apertura en Art Factory. Los invito a conocerla y descubrir sus producciones artísticas.

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¿Cómo llegaste al arte?

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Mi mamá es la que se encargó desde muy chica de iniciarme, me mandaba a todo, a títere, a cerámica, a manualidades, me enseñaba a tejer, a bordar. Pasó el tiempo, ya con hijos, y me sucedía siempre de mirar un paisaje y decir “que hermoso para pintarlo”, pero un día una de mis hijas ya mayor me dice “basta de pintar con el pensamiento, acá tenés para hacer un curso”. Y realicé ese curso durante un tiempo, y ahí se me despertó el bichito de la curiosidad, comencé a buscar y probar distintos talleres. Me encontré con el taller de Marta Miliani y me encantó. A partir de allí estuve durante mucho tiempo, hasta la actualidad que tomo clases con el profesor Fabio Egea. En el 2008 comencé a mostrar mi trabajo, en exposiciones, revistas de arte, tapas de libros, en una galería de buenos aires y de algunos espacios en otros países como Japón, Nápoles, New York, México, y desde el año pasado en exposiciones virtuales. Sin estar dedicada de lleno porque le dedico mucho tiempo a la familia y al estudio.

 

“Tal vez una palabra, o una temática de lo que estoy estudiando me lleva a producir la obra.”

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Y actualmente ¿con qué disciplina te sentís identificada o con qué técnica representas a tu obra? Y en cuanto a mensaje a tu obra, ¿Qué es lo que intentas de manera expresiva comunicar con tus producciones?

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Me manejo mucho con el acrílico, en la disciplina pintura, trabajo sobre tela o papel, acrílico, acuarela, y mucho con collage. 

Mi mensaje es emocional, porque es lo que transmite mi estudio. Estudio sobre el judaísmo, soy judía, sobre la Torá que es el libro sagrado, sobre Kabbalah, sobre coaching, y todo eso me lleva a volcarlo de alguna manera en el arte. Tal vez una palabra, o una temática de lo que estoy estudiando me lleva a producir la obra.  He trabajado con tela sobre tela, por ejemplo, representando a la familia, y lo que sí me gusta es trabajar la obra por serie. Tengo series que empiezan con una obra, y algunas tienen cinco, ocho, diez piezas; surgen obras a partir de la primera y no puedo parar. A veces vuelvo a una serie, las tengo distribuidas en, por ejemplo, figura humana, en collage, y eso me permite volver cuando lo deseo. Me encanta el collage. Trabajo desde diversas temáticas en relación a lo emocional y a lo histórico de mi interés.

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“Lo que hace me encanta, y haberlo hecho en el momento

que lo hizo merece tener éxito.”

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¿Cómo diste con Art Factory? Contame un poco de tu experiencia.

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Fue a través de las redes, que me contacté con Andrea. Ella aún no había llegado a Córdoba, cuando el proyecto de la galería no estaba materializado, pero estuvimos en contacto. Comenzamos a charlar más directamente, me encantaba su forma de querer encarar este proyecto. Tuvimos un encuentro en mi taller, y ella con empuje y generosidad, y con su simpatía te envuelve. Tuve la oportunidad de participar en algunas muestras de la galería. Lo que hace me encanta, y haberlo hecho en el momento que lo hizo merece tener éxito. 

 

¿Cuál es tu mensaje para los lectores, tanto artistas como público en general?

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Mi mensaje más que nada no solo es para los artistas, mi mensaje es el mensaje de la vida. Es estar tranquilo emocionalmente, buscar esa tranquilidad. Frenar para ver cómo reaccionar en cada situación, y que lo que te toque hacer, lo hagas con pasión y alegría. Trato de buscar esa energía y volcarla en mis obras, esas buenas energías que nos desbordan y eso atrae.